Se adaptan a cualquier silla, sea pequeña o de adultos.
Aumentan la entrada propioceptiva al sentir presión sobre los tobillos y rodillas mientras rebotan. De esta forma se toma conciencia del cuerpo en el espacio.
Favorecen la concentración mediante la descarga a través de la actividad con los pies.
Son recomendadas para personas con TDAH, autismo, trastornos de ansiedad y de procesamiento sensorial.


